Recuperación del suelo: ¿Qué pasa después de los incendios forestales?

15/10/2024

En los últimos meses, la Amazonía ha enfrentado una alarmante ola de incendios forestales que ha devastado áreas críticas de biodiversidad y ha afectado la vida de miles de personas. Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), más de 150,000 hectáreas han sido consumidas por el fuego en Perú durante el 2024, marcando un aumento del 35% en comparación con el año anterior. Esta situación crítica amenaza no solo a las especies vegetales y animales, sino también a las comunidades rurales que dependen de estos ecosistemas.

Consecuencias devastadoras para la biodiversidad y la salud pública

El impacto de los incendios forestales va más allá de la pérdida de flora y fauna. El Dr. Ian Vázquez, director del grupo de investigación Red Peruana de Ciclo de Vida y Ecología Industrial (PELCAN), explicó que estos incendios liberan grandes cantidades de material particulado al aire, afectando gravemente la calidad de este. Las partículas suspendidas no solo representan un riesgo para la biodiversidad, sino también para la salud humana, incrementando los casos de enfermedades respiratorias en las zonas afectadas. Además, el desplazamiento de especies y la pérdida de hábitats son consecuencias directas que comprometen la estabilidad de los ecosistemas amazónicos.

Erosión y daño al suelo: un desafío a largo plazo

Uno de los problemas más críticos tras los incendios forestales es el deterioro del suelo. “Cuando se producen lluvias intensas después de un incendio de grandes proporciones, los procesos erosivos aumentan considerablemente, poniendo en riesgo los cuerpos de agua”, indicó el también doctor en Ingeniería Química y Ambiental. Las cenizas que llegan a los cuerpos de agua también generan efectos negativos en la fauna acuática, tanto en ríos como en el océano.

Datos de Global Forest Watch revelan que, durante 2024, Perú ha perdido más de 200,000 hectáreas de cobertura forestal, agravando la crisis ambiental. El aumento de incendios en comparación con décadas anteriores ha acelerado la destrucción de la selva amazónica, incrementando también la vulnerabilidad del suelo.

Recuperación del suelo: un proceso que puede tardar años

La recuperación del suelo afectado por incendios forestales es un proceso complejo que varía según las características del ecosistema y la magnitud del daño. En algunos casos, la regeneración puede comenzar tras 8 o 10 meses, pero en otras áreas, el proceso puede tomar años. Vázquez enfatizó que la fragilidad del suelo y la velocidad de propagación del fuego son factores determinantes.

“En zonas particularmente frágiles, la erosión puede persistir durante varios años, y sin intervenciones apropiadas, es posible que el suelo nunca recupere su capacidad original”, mencionó. Sin embargo, existen estrategias efectivas que pueden acelerar este proceso.

Estrategias para la recuperación del suelo

  1. Estabilización inicial: Uno de los primeros pasos en la recuperación es minimizar la erosión mediante la implementación de coberturas temporales que protejan el suelo desnudo. Esto incluye la colocación de mantas de vegetación, que ayudan a crear una barrera protectora y reducen la pérdida de suelo por las lluvias torrenciales.
  2. Plantación progresiva: “No se puede plantar cualquier especie inmediatamente después de un incendio”, advirtió el especialista. Primero es necesario restaurar la flora con arbustos y plantas nativas, que ayuden a fijar el suelo antes de proceder con la reforestación de árboles. Además, se deben evitar especies invasivas o pirófitas, como el eucalipto, que es altamente inflamable y puede perpetuar el ciclo de incendios.
  3. Reforestación consciente: Se recomienda que las plantaciones forestales en zonas afectadas consideren especies adaptadas al ecosistema local y resistentes al fuego, promoviendo una recuperación natural que no aumente el riesgo de futuros incendios.

La importancia de la planificación urbana y forestal

A nivel comunitario, es esencial establecer perímetros de seguridad alrededor de las viviendas y áreas urbanas cercanas a zonas forestales. Esto incluye la limpieza regular del sotobosque y la creación de barreras naturales que puedan evitar la propagación del fuego. “El Estado debe asumir un papel central en la planificación urbana y forestal, creando regulaciones que protejan a las comunidades y al medio ambiente”, indicó el Vázquez.

Las autoridades y la sociedad civil deben actuar con urgencia para desarrollar estrategias de prevención y recuperación ambiental. Solo así será posible reducir los impactos de futuros incendios y restaurar la integridad de los suelos y ecosistemas afectados.