Maggy Romero y Carla Ruiz forman parte del selecto grupo de 10 aprendices del programa “Lima, mujeres por el clima”, donde a través de cursos especializados, talleres de expresión, clases maestras y mentorías personalizadas desarrollarán estrategias para reducir la problemática del cambio climático en nuestra capital.
A pesar de haber coincidido por años en nuestro campus, Maggy Romero Arribasplata y Carla Ruiz Phillips no llegaron a cruzar caminos durante toda su etapa como estudiantes. La primera ingeniera de minas y la segunda geógrafa, sus rutas en la universidad tuvieron rumbos muy distintos incluso desde Estudios Generales. Sin embargo, actualmente —ya como profesionales— se han encontrado gracias a su mutua preocupación y trabajo a favor de una ciudad con mayor conciencia ambiental.
A pesar de que nuestra capital cuenta con más de nueve millones y medio de habitantes, donde el 51% del total son mujeres, un informe de Ojo Público reveló que más de la mitad de los distritos Lima y Callao no superan los tres metros cuadrados de áreas de esparcimiento por habitante, cuando la dimensión recomendada por los especialistas es de ocho metros cuadrados. Además, a principios de mes, Lima fue considerada la ciudad en América Latina con menor calidad, de acuerdo con el reporte anual del índice Air Quality Life Index (AQLI).
A pesar de que en el último informe previo a la pandemia del Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el Perú presentó una mejora de manera general, los índices de desigualdad de género aumentaron en 0, 013%. Además, en lo que respecta al desarrollo de género, nuestro país se encontraba en el puesto 15 de las 17 economías evaluadas en la región. Esta brecha, a nivel mundial, se ha desacelerado, según advirtió la propia PNUD en dicho reporte.
Dentro de este preocupante contexto, el Grupo de Liderazgo Climático, mejor conocido como C40 Cities, ha desarrollado la iniciativa “Women4Climate”, la cual tiene como objetivo contribuir al surgimiento de la próxima generación de líderes climáticos mediante el intercambio de conocimientos y experiencias a través de un programa ambicioso de tutoría dedicado exclusivamente a las mujeres en las ciudades 97 donde se encuentra trabajando C40 Cities.
De esta forma, en coordinación principal con la Municipalidad Metropolitana de Lima, se abrió la convocatoria para la segunda edición del programa “Lima, mujeres por el clima”, donde se busca que las aprendices seleccionadas potencien sus habilidades de liderazgo mediante la implementación de iniciativas que respondan a los desafíos del cambio climático en la capital, apostando por la sostenibilidad y la resiliencia urbana.
De un total de 90 postulantes, se preeligieron 20 ciudadanas a través de un comité conformado por la comuna limeña, el Ministerio del Ambiente (Minam), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la organización Lima Cómo Vamos, la Universidad Científica del Sur (Ucsur) y Fovida. Todas ellas recibieron capacitaciones por especialistas para presentar sus proyectos mediante la técnica “elevator pitch” (un discurso corto usado para explicar a potenciales clientes o accionistas la relevancia de tu emprendimiento) a un jurado que, en esta última etapa, seleccionaría a las 10 aprendices.
Maggy Romero Arribasplata, ingeniera de minas, sabe que los estigmas contra la minería no se basan en ningún mito o invento.
El haber crecido en Cajamarca hizo a Maggy consciente de todos los conflictos vinculados a la minería al interior del país, aunque también entendía de su valor en nuestra economía. Esta aparente contradicción, sin embargo, la motivó a ser parte del cambio estudiando Ingeniería de Minas: deseaba aportar propuestas medioambientales en un campo impactante. Desde temprana edad, se involucró en la causa: a los 10 años formaba parte de un programa de Unicef y en el semestre 2019-II fue seleccionada como “Mujer Roca” por la Cámara de Comercio Canadá-Perú y la Organización Mundial de Apoyo a la Educación (OMA Perú) para promover la participación femenina en la minería.
Maggy, ya titulada, profesional dentro de una compañía minera y jefa de práctica en la Facultad, también ha seguido buscando oportunidades de cambio y mejora. A mitad de año, participó del programa “200 Embajadoras del Bicentenario” como Big Sister de 200 niñas del interior del país con vocación por la ciencia y tecnología, pero además con deseos de ser agentes de cambio. Ahora, nuestra ingeniera de minas ha sido seleccionada como una de las 10 aprendices del programa “Lima, mujeres por el clima” para potenciar y desarrollar su proyecto: C’huya Mayu (Río Limpio).
La propuesta de Maggy, según nos cuenta, está inspirada en el trabajo del maestro uruguayo Darío Greni, quien en el 2019 estuvo nominado al Global Teacher Prize, galardón considerado como el “Nobel de la Educación”, por haber desarrollado medidas medioambientales en diferentes escuelas rurales. Su proyecto también está insertado en el ámbito educativo y se divide en dos ejes: la primera parte es teórica, mientras que en la segunda busca ejecutar estas enseñanzas iniciales.
C’huya Mayu (Río limpio) tiene como objetivo implementar capacitaciones a las nuevas generaciones de la localidad de Chosica sobre temas como la medición de la calidad del agua —a través de la lectura de parámetros fisicoquímicos como la temperatura, el pH, la conductividad, aniones— y metales pesados en los ríos. Maggy apunta a partir con el Rímac como ejemplo, pues a pesar de ser el caudal principal de la capital, cuenta con más de 900 puntos de contaminación, según informaron en el 2019 Sedapal y la Autoridad Nacional del Agua (ANA). En este mismo reporte, además, las autoridades señalaron a la ciudadanía como uno de los tres causantes de la polución junto a los relaves mineros.
El segundo eje, y el más retador para nuestra ingeniera, consiste en llevar a la práctica todos estos conceptos teóricos. El proyecto busca implementar humedales a escala de laboratorio para que se den soluciones respecto a la mejora de la calidad del agua, así como su propio estudio. La apuesta de la Ing. Romero se sustenta en la vasta experiencia con la que cuenta, mediante no solo de su tesis de licenciatura, sino también de diferentes artículos que ha publicado. A través de C’huya Mayu, Maggy quiere despertar la curiosidad, la pasión y también la consciencia STEM en la población más joven.
Wayru Perú es un proyecto que Carla Ruiz Phillips ha desarrollado junto a sus compañeras Ana Isabel Alvarado y Catherine Romani. Carla recientemente culminó sus estudios en la especialidad de Geografía y Medio Ambiente en nuestra universidad. Ella recuerda que su interés y pasión por el medioambiente la han acompañado desde su etapa escolar. Inicialmente quería estudiar Química, pero ingresó a la carrera de Ingeniería Ambiental, y finalmente descubrió la combinación ambiental y social que le ofrecía su actual profesión, por lo que no dudó en apostar por una carrera no muy popular.
Para Carla, al igual que Maggy, la formación recibida en sus respectivas facultades ha sido fundamental en su crecimiento como profesionales: “Te brinda esta visión integral u holística de muchos problemas ambientales que se pueden tratar de diversas maneras, así como la base para presentar soluciones”. Carla considera, además, que la instrucción y enseñanzas que le entregó la universidad han sido claves para emprender junto a sus amigas Wayru Perú: “Sin esta formación que he recibido, no hubiese podido tener esta empatía o querer llegar a más para ayudar a otras personas”.
“Nuestro proyecto consiste, principalmente, en duchas portátiles. Estas duchas son un sistema que no necesita de tuberías ni energía eléctrica, y permite a las familias ahorrar entre un 30 a un 50% del agua que destinan para sus actividades de higiene. Hasta ahora, seguimos optimizando el producto. Todavía seguimos innovando, evaluando y haciendo seguimiento, ya que las necesidades van cambiando”, explica Carla. Además, para lograr que el proyecto sea autosostenible y establecer un modelo de negocio, buscan ponerse en contacto con áreas de responsabilidad social de diferentes empresas o municipalidades a través de la estrategia business to business.
A pesar de que Maggy y Carla provienen de carreras y facultades diferentes, su compartido y genuino interés por el medio ambiente y por nosotros como sociedad les ha permitido formar parte, junto a otras ocho profesionales con sus propias iniciativas y también mucha experiencia, de este ambicioso programa. Desde este mes de septiembre hasta junio del 2022, las 10 aprendices recibirán clases maestras, talleres de expresión, cursos especializados y mentorías personalizadas para potenciarse a sí mismas como líderes, así como a cada uno de sus emprendimientos.
Nuestras egresadas saben que se trata de una experiencia excepcional en la que todas, desde sus muy variados campos, podrán darse una mano y trabajar juntas a favor de una ciudad más sostenible y con una mayor conciencia ambiental. A pesar de que finalmente sola una podrá representar al Perú entre las más de 90 ciudades donde se encuentra C40 Cities, ellas no toman este programa como una competencia donde cada una vela por una misma; por el contrario, esperan hallar mejoras, feedback, alianzas y lograr, como máximo fin, mejorar la calidad de vida de las personas en Lima.
Ambas coinciden en que aún hay muchas tareas pendientes en nuestra capital para combatir el cambio climático, pero están seguras de que mediante las más mínimas acciones individuales, es posible marcar una diferencia a nivel colectivo: “Todos, independientemente de la carrera, género, edad o provincia de la que provengan, debemos de pensar un momento en el impacto de nuestras acciones cotidianas, y proponer soluciones”, culmina Maggy. Carla, por su parte, pide en sus palabras finales no olvidar el valor en sí mismo de la Tierra para nuestra existencia: “El planeta, literalmente, es lo que nos da vida, es lo que nos proporciona todos los beneficios que podamos tener”.
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