Johanna Barbarán y Fernando McFarlane, ingenieros civiles PUCP, han sido seleccionados para formar parte del programa Chevening, becas de posgrado entregadas por el gobierno del Reino Unido a destacados profesionales y líderes en más de 160 países.
Anualmente, un estimado de 20 peruanos de distintas especialidades logran ser aceptados en el prestigioso programa de becas Chevening, y unirse así a una red internacional de creativos y entusiastas profesionales que ingresan a estudiar a las mejores universidades de Gran Bretaña, y vuelven a sus respectivos países para compartir sus nuevos paradigmas y conocimientos con el fin de generar un impacto dentro de su propia comunidad.
Desde 1983, más de 50,000 profesionales destacados de distintas especialidades en todo el mundo han tenido la oportunidad de estudiar en el Reino Unido gracias a la Beca Chevening. Este programa de becas internacionales del gobierno británico es financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Bienestar y Desarrollo, y por organizaciones asociadas.
Un promedio de 20 peruanos es anualmente admitido a esta red mundial que reúne a líderes e innovadores de más de 160 países para contribuir con soluciones y propuestas en su propio entorno. Los beneficios de Chevening superan el financiamiento económico, ya que este programa congrega a una comunidad de alumnos y ex alumnos con diferentes culturas, pero con la misma pasión por dar vida a sus ideas y prosperar en sus carreras.
Ingeniería Civil es la especialidad más antigua de nuestra facultad. Han transcurrido 88 años desde que empezó a ofrecerse la carrera en la calle Botica de San Pedro con los 48 alumnos que apostaron por cursar una profesión que, al día de hoy, cuenta con una amplia gama de especializaciones enfocadas en proyectar, construir y mantener viviendas, escuelas, hospitales, carreteras, centrales hidroeléctricas, sistemas de irrigación, puertos, aeropuertos y más.
Johanna Barbarán y Fernando McFarlane son dos egresados de Ingeniería Civil. De diferentes promociones, con distintas especializaciones, pero con el mismo entusiasmo y deseo de marcar un cambio en sus respectivos campos laborales. En plena pandemia, ambos postularon a la beca Chevening para seguir un estudio de posgrado que les permita reforzar sus conocimientos en sus áreas, y luego de un largo proceso, están preparándose para empezar esta nueva etapa en sus vidas.
Johanna Barbarán desde niña tuvo claro que se involucraría en el mundo de la ingeniería. Creció junto a un padre ingeniero de minas que le contaba sobre los retos, desafíos y la magnitud de los proyectos en su profesión, factores que le motivaron a ser parte de la solución. Su padre le hizo conocer a diferentes especialistas, y finalmente se inclinó por la ingeniería civil, ya que vio allí una versatilidad clave en el desarrollo social del que buscaba influir e intervenir.
Pese a haber estado rodeada de una población mayoritariamente masculina, Barbarán nunca sintió un trato diferente por parte de sus compañeros o profesores en la PUCP. Confiesa que durante Estudios Generales Ciencias percibía que el número de mujeres y varones era bastante parejo, aunque ya cuando entró a facultad pudo ver la disparidad de género. Aunque por clase había apenas una o dos chicas, ella no permitió que esta brecha fuese un obstáculo para cumplir sus metas.
Pese a que Johanna siempre tuvo claro que quería realizar una maestría en el extranjero, durante el transcurso de su vida profesional se dio cuenta de que era necesario para ella esperar un tiempo para su próximo paso. Mientras realizaba sus prácticas preprofesionales, su jefe le hablaba constantemente sobre becas y posgrados: “No teman en preguntar o fallar”, remarca. Recuerda que tuvo el valor de pedirle una entrevista al gerente de una gran empresa, y en aquella conversación supo sobre Chevening.
Uno de los requisitos de este programa es tener, por lo menos, dos años de experiencia laboral profesional. En ese momento, le pareció muy lejano ese tiempo de espera. Hoy, mira al pasado y piensa que es mínimo ese periodo. Todo lo que ha podido aprender y crecer luego de acabar la universidad le ha permitido descubrir finalmente su campo de especialización. También le dio la oportunidad de empezar “Ingenia”, una plataforma que fomenta la presencia de mujeres carreras de ingeniería.
Después de la PUCP, Barbarán cuenta que se desempeñó en los sectores de transporte, construcción y geotecnia, además de haber sido por varios semestres jefa de práctica en la universidad. También participó de diferentes voluntariados o programas que le interesaban. De forma natural, había logrado perfeccionar su línea de carrera. Fue una búsqueda y aprendizaje que le permitió definir finalmente su tema de especialización al momento de postular a Chevening: la geotecnia.
Johanna va a seguir una maestría en Soil Mechanics and Environmental Geotechnics en el Imperial College London. Se trata de un posgrado netamente técnico. Le entusiasma poder profundizar en el tema, ya que, durante la universidad, debido al amplio universo de áreas en la ingeniería civil, solo en dos cursos recuerda haber estudiado sobre esta rama, por lo cual tiene como meta ampliar su entendimiento de la geotecnia para aplicar estos nuevos conocimientos en el país.
“Yo trabajaba para una consultora que hacía proyectos para infraestructura minera como las presas de relaves. ¿Por qué es tan importante la geotecnia en este rubro? Porque las presas, a diferencia por ejemplo de un edificio, no están construidas de concreto, están construidas de un material natural. Entonces, para hacer un diseño de esta estructura, necesitas conocer las propiedades básicas de la geotecnia y cómo funciona este material”, explica Barbarán.
“La minería tiene mala reputación. Y es natural por todos los desastres que se han ocasionado. Estos principalmente provienen de las fallas de las presas de relave, porque el relave es tóxico. Cuando el relave se libera, empieza a contaminar todo: flora, fauna y hasta mata personas si es que hay comunidades aledañas. Me enfoqué casi todo el año en hacer análisis de riesgos de estas estructuras. Y es bien interesante porque allí analizas todos los modos de falla y muchos de esos son evitables con ingeniería”, añade.
Johanna está convencida de la necesidad de profundizar el conocimiento de la geotecnia en el Perú. Cuenta que en su ensayo de postulación mencionó la situación de minería en el país. Considera que su beca conlleva también una gran responsabilidad de retribuir lo aprendido. Todavía está evaluando si seguirá en la consultoría o incursionará netamente en proyectos mineros. También le gustaría entrar en el ambiente académico dictando un curso electivo sobre geotecnia en la universidad.
“Una maestría en el Reino Unido es súper cara, y que de pronto te vayas de manera gratuita y con una beca que te permite no solo estudiar, sino también tener una red de contactos, lo mínimo que puedes hacer es pensar en cómo retribuirlo de la mejor forma posible que beneficie a tu país. Estar comprometida y explotar al máximo tus habilidades. Eso, a la larga, beneficia no solo a tu país, sino también a ti mismo”, declara con convicción y alegría Johanna.
Fernando McFarlane Pecol es también ingeniero civil de nuestra universidad. Ingresó a la facultad con una idea diferente con la que salió. Inicialmente, se veía dentro de un perfil de construcción, pero con el transcurso de los semestres y a partir de la diversidad de cursos que le ofrecía la carrera, se terminó inclinando por el amplio espectro de la movilidad. Sin embargo, era consciente de que necesitaba incursionar en otros campos primero para entrar a su sector ideal.
McFarlane cuenta que su interés por la movilidad urbana partió de su rol propio como usuario. Confiesa que no fue hace mucho que obtuvo su licencia para conducir, por lo cual durante casi toda su vida ha tenido que lidiar con el transporte público, ya sea como pasajero, como peatón o como ciclista enfrentado a una ciudad que no deja de crecer. El comportamiento de las personas fue uno de los temas que más le atrajo. La universidad le enseñó la importancia de impactar en la sociedad, y quería seguir esa línea en su vida profesional.
Aquella motivación por generar cambios condujo a Fernando a participar de forma activa en voluntariados. Ha sido parte de Lima Cómo Vamos y Ocupa Tu Calle, dentro de los cuales ha podido llevar a cabo intervenciones desde Villa el Salvador hasta Monserrate en el Centro de Lima. Para él, la sinergia entre la sociedad civil y las políticas públicas es trascendental para un eficaz trabajo en el rubro.
Fernando comenzó su trayectoria profesional en el sector privado. Trabajó en temas de minería y presupuestos hasta llegar al área que realmente le cautivó: durante los últimos casi tres años se desempeñó como especialista en Movilidad Urbana y Seguridad Vial en la Subgerencia de Estudios, Regulación y Seguridad Vial de la Gerencia de Movilidad Urbana de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
Durante su periodo en la MML, participó del plan de peatonalización del Centro Histórico de Lima, así como en otras iniciativas para la recuperación de espacios públicos en esta parte de la ciudad. Explica que fue un trabajo entre distintas gerencias y multidisciplinario, por lo cual tuvo diversos enfoques. No se trataba únicamente de la movilidad, sino también abarcó temas de bienestar social, de la mano con los vecinos.
Recuerda que el proyecto inició con pequeñas restricciones, y se viene trabajando para llegar a ser una política pública que trascienda a otras gestiones. Mediante la beca Chevening, McFarlane va a poder seguir la maestría en Transport Planning and Engineer en la Universidad de Leeds. Eligió precisamente dicha casa de estudios porque no se trata de un programa enfocado en planificación, sino que es de ingeniería. Esta especialización, considera, le permitirá aportar más al país en su retorno.
“Dentro de todas las ramas de ingeniería civil, siempre podemos generar un impacto muy directo en la población y la sociedad. Yo siempre he tenido una vocación social que la universidad me ha permitido potenciar y explorar”, valora Fernando sobre su carrera, y la oportunidad del programa Chevening.
“Todavía nos falta desarrollar mucho en la ciudad el tema de ingeniería de tránsito. Quería escoger una carrera relacionada a la ingeniería para poder desarrollar esta carrera luego en el país, porque sí siento que, como especialización, todavía nos falta tener una masa crítica de ingenieros que sepan de estos temas”, reflexiona nuestro egresado sobre su tema de maestría.
Johanna y Fernando, seguirán diferentes especializaciones, pero comparten una fuerte vocación de retribución y servicio al país. Aunque el entusiasmo por comenzar esta nueva etapa en sus vidas es sumamente grande, su deseo por volver y ser capaces de generar un impacto mediante lo aprendido es aún mayor. Ambos invitan a todos los estudiantes a buscar este tipo de oportunidades, prepararse según su propio tiempo y compartir cada lección a favor de nuestro entorno inmediato.
Si deseas conocer más sobre el proceso de postulación para aplicar al programa de becas Chevening, a través de Ingenia, plataforma que lidera Johanna, nuestros dos ingenieros civiles dieron una charla de orientación para responder a las dudas y preguntas más frecuentes. Puedes visualizarla aquí
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