Conferencia Internacional de Robótica Social 2025: Alexander Martinez gana el reconocimiento a aplicación innovadora

06/10/2025

Entre investigadores de larga trayectoria y posgrado, nuestro estudiante de Ingeniería Biomédica fue elegido como uno de los tres ganadores de la competencia de diseño de robots, gracias a su innovación “HAMI”, un asistente robótico lúdico para la rehabilitación activa de la mano.

De la Medicina a la Ingeniería Biomédica

Desde muy joven, Alexander Martinez Bocanegra soñaba con salvar vidas a través de la Medicina. Sin embargo, cuando estaba por finalizar su etapa escolar, chocó con una dura realidad: era demasiado sensible a la sangre. Pero Alexander, lejos de desanimarse, buscó otras opciones que le permitan desarrollar su vocación mediante sus habilidades técnicas.

Fue así como descubrió la Ingeniería Biomédica, una disciplina que aplica principios de ingeniería, biología y medicina para diseñar y mejorar dispositivos y sistemas que ayudan al diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades. “Me di cuenta de que podía aportar soluciones concretas para mejorar la calidad de vida de las personas”, recuerda. Una meta que, confiesa, no creyó que podría desarrollar tan temprano en la carrera.

“HAMI” no estaba en sus planes. Si bien Alexander tenía deseos de ser parte del Laboratorio de Ingeniería Biomecánica y Robótica Aplicada (LIBRA), primero postuló a un proyecto totalmente distinto. Ahora bien, la falta de cupos le impidió formar parte de la investigación. Pero Alexander, nuevamente, en lugar de renunciar a su objetivo, exploró nuevas oportunidades.

Conversó con el profesor Dante Elías, coordinador del Laboratorio, quien habló con los docentes a cargo de los proyectos para conocer si había otra propuesta a la que podría incorporarse. Y fue allí donde el profesor Sebastián Caballa le comparte una idea en embrión: crear un robot que ayude a las personas en procesos de rehabilitación y adaptación a prótesis de mano.

HAMI: la rehabilitación se convierte en juego

Con el apoyo constante del profesor Caballa, de la literatura científica y de sesiones con una terapeuta, la idea inicial se transformó poco a poco en un prototipo único. El resultado fue HAMI, un robot de apariencia amigable que combina el juego y la tecnología para hacer de la rehabilitación un proceso más llevadero.

HAMI cuenta con dos caras: en la frontal, una cámara y una pantalla táctil invitan al usuario a interactuar mediante juegos digitales. Estos permiten que la persona, mientras se divierte, ejercite y aprenda a usar su prótesis de mano con mayor constancia y motivación. En la parte posterior, el sistema integra funciones complementarias para reforzar el proceso enfocados con la interacción de objetos.

El enfoque lúdico era clave. Alexander no quería que los pacientes vieran la rehabilitación como un recordatorio constante de su pérdida, sino como un momento de disfrute.«Mi meta era que no piensen ‘estoy en terapia’, sino que digan ‘estoy jugando’», explica. Esa mirada distinta le dio a HAMI un carácter social y humano innovador, a tal grado de trascender no solo fuera de los laboratorios de la universidad, sino también del continente.

Nervios iniciales, victoria final

El camino hacia la International Conference on Social Robotics 2025 no fue sencillo. Motivado por el profesor Caballa, Alexander —junto con su compañera Alexandra Espinoza que presentó su propio robot— tuvo que redactar un short paper de seis páginas en inglés, considerar la retroalimentación de sus docentes y esperar la carta de aceptación. No solo expondría su póster, también iba a participar en la competencia de diseño de robots.

Pero tras recibir la aprobación, surgió el reto del financiamiento. Alexander, quien nunca antes había salido del país, agradece el apoyo monetario de la Facultad de Ciencias e Ingeniería, de la especialidad de Ingeniería Biomédica y, sobre todo, el soporte tanto económico como incondicional de su familia, quienes fueron los que permitieron participar en los tres días de la conferencia en Nápoles.

Si bien estaba emocionado por su primera experiencia en el exterior, pronto asumió los desafíos iniciales: comunicarse únicamente en inglés y presentar a HAMI ante un auditorio inmenso. Era el segundo expositor, pero la ausencia del primer concursante lo obligó a iniciar. Los nervios —confiesa Alexander— se intensificaron a tal punto que sus manos comenzaron a temblar: «Pero no podía dar marcha atrás. Me dije a mí mismo: ‘tantos días he estado practicando y sería un desperdicio, al menos, no intentarlo’», relata.

Sin expectativas de llevarse alguno de los tres reconocimientos, luego de que se entregasen los premios a innovative idea y a innovative solution, jamás imaginó que escucharía “HAMI Team” cuando anunciaron al ganador de innovative application. Subió al estrado incrédulo, pero con una felicidad incontenible.

“A veces, soy muy exigente conmigo mismo y no me siento capaz de muchas cosas. Pero con este reconocimiento me demostré que puedo llegar mucho más lejos”, cuenta nuestro estudiante, quien también fue finalista en el concurso de short paper. Su meta es mejorar a HAMI: hacerlo más compacto, darle voz y optimizar su diseño.

Si bien hace un año ni siquiera se imaginaba liderando un proyecto que sería reconocido mundialmente, nuestro alumno confiesa que la clave está en no centrarse únicamente en aprobar los cursos, sino en aprovechar las oportunidades que la universidad, mediante laboratorios, convenios y actividades, ofrece: “Hay que ver el panorama completo y confiar en nuestras capacidades y herramientas que nos da la PUCP”, culmina con optimismo.