Construyendo un Perú más seguro: Diana Barriga estudiará becada en la Universidad de Michigan

14/08/2025

Gracias a las becas Fulbright y Bicentenario, nuestra egresada de Ingeniería Civil estudiará su maestría con un objetivo claro: contribuir a que las edificaciones peruanas estén preparadas frente a grandes sismos. Su camino hacia una de las mejores universidades del mundo combina vocación, investigación y la certeza de que el conocimiento cambia vidas.

Un inicio guiado por la curiosidad

“Me enamoré primero de la universidad y luego de la carrera”, recuerda Diana Barriga Cáceres cuando rememora sus primeros pasos en la PUCP. Aunque por su afinidad hacia las matemáticas sabía que se inclinaría por la ingeniería, no tenía claro cuál de todas las especialidades determinaría su futuro. Pero gracias a la oportunidad de explorar diversidad de temas en Estudios Generales Ciencias, fue encontrando su destino.

Mediante los cursos de estructuras y, especialmente, en Ingeniería Sismorresistente, dictado por el profesor Alejandro Muñoz, quien luego sería su asesor de tesis, descubrió su pasión. Allí comprendió que detrás de cada cálculo había un propósito mayor: diseñar edificaciones seguras que protejan vidas y patrimonio. Ese enfoque le dio sentido a su carrera y marcó el inicio de su especialización.

Investigación con impacto real

Así que, tras egresar, Diana no quiso desligarse del ámbito académico. Sin tener un tema desarrollado en particular, le escribió a la Dra. Sandra Santa Cruz, directora del Grupo de Investigación de Gestión de Riesgos de Desastres de Infraestructura Social (GERDIS), para saber si podría colaborar con su equipo.

Receptiva y abierta, la Dra. Santa Cruz le asignó un artículo sobre estructuras sismorresistentes que llegó a exponerse en el XIII Congreso Chileno de Sismología e Ingeniería Sísmica, representando a nuestra universidad.

Esa experiencia no solo consolidó su interés por la investigación, sino que le confirmó una necesidad urgente que debía abordar ya. Perú, ubicado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, vive un largo silencio sísmico y gran parte de su infraestructura no está preparada para un evento de tal magnitud.

Aunque quería sumar al menos 10 años de experiencia laboral para iniciar su maestría, con la motivación de la Dra. Santa Cruz, supo que estaba preparada para comenzar su posgrado y seguir aportando soluciones al país.

Su maestría en la Universidad de Michigan le permitirá profundizar en áreas como diseño basado en desempeño, evaluación de estructuras existentes y tecnologías para reforzarlas. “Quiero aplicar lo aprendido en edificaciones nuevas y en la preservación de estructuras históricas, buscando soluciones seguras y sostenibles”, explica.

Un proceso retador, pero posible

Ahora bien, el camino detrás de este nuevo capítulo no fue inmediato. Tras buscar opciones de financiamiento y los mejores programas para su campo, se preparó y ganó la beca Fulbright, que otorga el gobierno estadounidense, que cubrió los costos de postulación a la Universidad de Michigan. Luego, con su carta de admisión, postuló a la beca Bicentenario del estado peruano, que financia los estudios y gastos de manutención.

El proceso implicó constancia, buen rendimiento académico, publicaciones, experiencia como jefa de práctica y el respaldo de cartas de recomendación de sus mentores. “No hay que limitarse pensando que es inalcanzable. Si desde el pregrado buscas oportunidades y te mantienes vinculado a la universidad, las posibilidades aumentan”, aconseja.

Para Diana, una clave para perseverar dentro de la universidad fue rodearse de compañeros con los mismos objetivos y perder el miedo a preguntar: “Es normal no entender a la primera. Pero si lo pides, el profesor lo puede explicar con otro enfoque. No hay que tener vergüenza”, aconseja.

Inspirar a más mujeres en ingeniería

Por último, Diana también comparte un mensaje a todas sus futuras colegas femeninas que están luchando por forjar su propio camino en un campo, todavía, dominado por hombres: “A veces a las recién egresadas nos ven como niñas, pero no debemos minimizarnos. Si en un lugar no se nos respeta, ese lugar no es para nosotras”, señala.

Está convencida que, aunque todavía son minoría, ya existe una comunidad fuerte de mujeres en STEM dispuestas a ayudarse.

En su propia experiencia, recuerda contactar y escribir a mujeres profesionales que no conocía personalmente, pero que no tuvieron problemas en responder a sus consultas y hasta llamarla para conversar. “No tengan miedo a preguntar y buscar algún rol femenino que les pueda servir de inspiración”, afirma.

Con la mirada puesta en regresar al Perú, nuestra egresada quiere aplicar su formación en el diseño y reforzamiento de estructuras, seguir investigando y participar en la creación de normas técnicas para la seguridad del país. Diana es un ejemplo de que el conocimiento no se queda en un título: debe transformarse en soluciones para la sociedad