En una innovación en la ingeniería aeroespacial a nivel nacional y lationamericano, estudiantes y egresados de nuestra Facultad presentan “Chaska”, un rover que, además, podría ser utilizado para exploraciones geológicas y misiones militares.
“Era la oportunidad de dar el siguiente paso”, así describe Luis Ramírez, ingeniero mecánico PUCP, el desarrollo del Grupo Chaska. Aunque partió desde las aulas de su especialidad, para ejecutar el prototipo físico, necesitaban una mirada integral.
“Chaska es un reto de ingeniería muy interesante que solo es posible gracias a egresados y estudiantes de todas las carreras de la Facultad”, recalca Luis. Un trabajo interdisciplinario que —recuerda— fue impulsado por sus docentes a lo largo de la carrera.
Bajo el liderazgo y supervisión del Ing. Quino Valverde, profesor de la sección de Ingeniería Mecánica, los 11 miembros de Chaska compartían la misma meta: innovar dentro de la ingeniería aeroespacial.
Chaska, que en quechua significa “estrella”, es un vehículo espacial diseñado para desplazarse sobre la superficie de cuerpos celestes, cuya función principal es la exploración y recolección de datos científicos en lugares inaccesibles para el ser humano.
¿Qué distingue a Chaska de otros rovers? Entre los distintos subsistemas con los que ha sido diseñado, han incorporado un LiDAR —tecnología de teledetección que utiliza luz láser para crear modelos 3D detallados del entorno— que permite hacer mapeos tridimensionales en tiempo real.
Esta funcionalidad —explica Cristhian Mallqui, ingeniero mecatrónico e integrante de Chaska— además de ser clave para la exploración espacial, también podría ser un gran aporte en la minería y la geología para llegar a zonas de alto riesgo o difícil acceso.
“El LiDAR genera un escaneo 3D y dibuja lo que está alrededor de ti; entonces, te permite mandar el vehículo de manera controlada con inteligencia artificial para analizar muestras de la tierra o puedes analizar el socavón si es un área de alta peligrosidad”, comenta.
De esa forma, en socavones de la minería informal, donde los policías y militares están expuestos a gases tóxicos o bombas en las misiones de interdicción e incautación, Chaska permitiría salvaguardar la salud y vida de los agentes de seguridad nacional.
Otra de las particularidades de Chaska, cuenta Patrick Rodríguez, ingeniero mecánico PUCP y miembro del equipo, es la incorporación de un brazo robótico, el cual contará con un taladro con sensores y analizadores para evaluar las muestras de la Tierra.
“Puede ser usado para tomar y recolectar muestras que después se pueden analizar en un laboratorio con expertos, pero también para aplicaciones de desactivación de bombas”, remarca Patrick. Esta última funcionalidad, precisa, podría ser útil en las Fuerzas Armadas.
Asimismo, una de las piezas más destacadas de Chaska son sus ruedas. Gracias a una serie de ensayos en el Laboratorio de Materiales, cuenta con una resistencia de hasta 3 toneladas. Una creación que piensan patentar y sobre la cual, incluso, se encuentran escribiendo un paper académico de investigación.
“Esta rueda, en comparación con otras, tiene bastante ingeniería, porque se han hecho pruebas de cómo se comportaría en un escenario real, y resiste mucho más en comparación con otras ruedas u otros patrones que son típicos en la construcción”, asegura Patrick.
Otra importante innovación que ha desarrollado el equipo de Chaska es la creación desde cero de un dron, desde la parte mecánica hasta el diseño estructural. Luis explica que se trata de un vehículo cuadricóptero y multipropósito de código abierto.
“Su estructura permite entrar en socavones o en zonas de difícil acceso, zonas cerradas, cosa que con los drones tradicionales no se puede, o son muy limitados. En otros casos que sí cumplen esta solicitud, llegan a precios extraordinarios”, detalla.
Todos estos esfuerzos partieron de su deseo de presentarse en distintas competencias; entre ellas, el European Rover Challenge, una de las más prestigiosas del mundo que reúne, principalmente, a prototipos de países con la tecnología más avanzada.
“La idea es demostrar que con la tecnología o con las máquinas que disponemos nosotros acá en el Perú y en la PUCP, también podemos construir un vehículo que se equipare a otros en el rango o en una competencia internacional”, destaca Luis.
Al ser un proyecto interdisciplinario, que congrega a alumnos, egresados e incluso cuenta con el apoyo de estudiantes de Estudios Generales Ciencias, el valor de Chaska trasciende la ingeniería y la innovación: es una herencia para las próximas generaciones.
“Buscamos dejar un legado para que el proyecto no se quede así como está, sino que siga mejorando y que nuestro país se vuelva más pragmático en el uso de esta tecnología”, finaliza Luis, sin antes agradecer al Vicerrectorado de Investigación, al Departamento de Ingeniería, a nuestra Facultad y a la sección de Ingeniería Mecánica por las facilidades en el uso de sus laboratorios e instalaciones para dar vida a Chaska.
Chaska es prueba de que, con colaboración y visión, es posible construir desde el Perú soluciones disruptivas en una de las áreas más desafiantes de la ingeniería.
A continuación, presentamos a los 11 miembros de nuestra comunidad que han hecho posible el desarrollo de Chaska: