Victor Ticllacuri, alumno de Ingeniería Biomédica, participó del SpaceCHI 2021, evento promovido por algunas de las más prestigiosas instituciones de la comunidad científica a nivel mundial.
Victor Ticllacuri Esteban creció con una gran admiración hacia las ciencias de la salud y su poder para contribuir con el mundo, pero también guardó siempre un gusto especial por la innovación, la ingeniería y el diseño. Soñaba durante su etapa escolar con integrar esas dos pasiones, así que el anuncio de la implementación de la carrera de Ingeniería Biomédica por parte de la PUCP en conjunto con la UPCH el año que culminó la secundaria, fue la noticia ideal para empezar un nuevo capítulo en su vida.
Victor pertenece a la primera promoción de la especialidad de Ingeniería Biomédica. Ingresó en el semestre 2017-1, ciclo en el que se empezó a dictar la carrera de manera oficial, luego de esfuerzos que empezaron a mediados del 2013, año en el que la PUCP y la Universidad Peruana Cayetano Heredia firmaron un convenio de cooperación para su creación y desarrollo óptimo.
“Las expectativas fueron superándose mucho y mucho, casi exponencialmente. Tan solo en el primer ciclo, mis expectativas se dispararon enormemente. Y conforme he ido avanzando en la carrera, aún mucho más”, señala con orgullo y motivación Victor, quien se encuentra actualmente en el noveno semestre de su especialidad. Recuerda con emoción su primer ciclo: los nervios, la incertidumbre, pero —sobre todo— la ilusión con la que él y todos sus compañeros ingresaron a las aulas.
Con cuatro años de formación, lo que más destaca Ticllacuri de su profesión es la visión multi e interdisciplinaria que le otorga. No basta con solo saber la fórmula matemática o manejar los cálculos, también necesita identificar las problemáticas y conocer los factores sociales y económicos que le conciernen. Tiene que hablar con los ingenieros y médicos, y además con los pacientes y las personas a las que busca ayudar. Analizando el contexto nacional, ha sabido llegar a escenarios internacionales.
Un aspecto que distingue a la carrera de Ingeniería Biomédica es la posibilidad de participar tempranamente en proyectos. En apenas su segundo ciclo académico, Victor cuenta que se le abrió la oportunidad de practicar en un laboratorio para hacer desarrollo científico y tecnológico en el área de robótica blanda. Así, en su cuarto semestre y mediante este laboratorio, presentó un proyecto que fue aceptado en una Conferencia en Boston, donde compartió con alumnos de maestría y doctorado.
Aquella experiencia lo motivó a seguir creando e innovando. Fue así que en el 2019, cuando trabajó en un proyecto con el Instituto de Salud Nacional del Niño desplegando sus habilidades en biorobótica y robótica mecatrónica, fue uno de los creadores de “Borjibot: un dispositivo robótico suave que realiza estímulos de presión y torsión para la rehabilitación oral-motora de recién nacidos”.
Este prototipo fue aceptado para ser presentado en la conferencia internacional BioRob 2020, del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), donde se expusieron investigaciones actuales de todo el mundo: los exoesqueletos, el control de prótesis, la biomímesis, los sistemas de monitorización, biomecánica y rehabilitación, entre otros. Inicialmente el evento iba a desarrollarse en Nueva York, pero finalmente por la pandemia la presentación fue virtual, y todo un éxito.
“Shillki tech” es el nombre del proyecto que Victor, junto a un grupo de compañeros de la especialidad, desarrollaron para el curso de Biodiseño 1. El término ‘shillki’ proviene del quechua, que hace referencia a la columna vertebral. Sucede que, en esta materia, a los alumnos se les planteó la problemática de la escoliosis idiopática en adolescentes, una deformidad tridimensional en la columna vertebral que aparece sin causa aparente.
No conformes con los buenos resultados obtenidos dentro del curso, llevaron el proyecto al primer Bootcamp de Ingeniería Biomédica PUCP-UPCH para mejorarlo y seguir ajustándolo. Así, con estos cambios, presentaron su trabajo a la Universidad de Minnesota para la Conferencia de Diseño de Dispositivos Médicos 2020, donde finalmente se aceptó su trabajo y fueron, además, el único equipo latinoamericano dentro de los de la exhibición de diseño de estudiantes.
Victor confiesa que el entusiasmo fue mayor por ser el primer trabajo que presentaba a nivel internacional como producto propio de la carrera, así como por ser los únicos representantes de esta parte del continente. Esta conferencia también se llevó a cabo virtualmente, pero no fue obstáculo para que puedan ampliar su red de contactos y, además, llegar hasta la final. Ticllacuri considera que fue un honor, pero a la vez una gran responsabilidad que los comprometió a seguir mejorando.
Victor revela que no solo postularon a “Shillki tech” a Minnesota, sino que también apostaron por presentarla en un concurso de una de las universidades potencia en investigación y, especialmente, en Ingeniería Biomédica: Johns Hopkins de Maryland. Con más ilusión que convicción respondieron a la convocatoria abierta, y su audacia tuvo recompensa: también fueron aceptados.
En la Universidad Johns Hopkins no solamente fueron el único equipo de América Latina, sino que, además, eran los únicos estudiantes de pregrado. El solo poder participar era un sueño, y el haber sido seleccionados como finalistas de la carrera de TI de salud digital fue la confirmación de que, todavía siendo estudiantes, podían empezar a marcar una diferencia en su campo de estudios.
“Nos sentíamos pequeños, pero sin envidiar nada”, es la frase con la que resume Victor sus primeras experiencias en el exterior. Aquellas que lo inspiraron a volver a postular, en el 2021, a la misma conferencia en Minnesota, ya más curtidos y también con otro proyecto desarrollado desde las aulas: “Puriy tech: un caminante inteligente multifuncional para asistir y monitorear a adultos mayores”, bajo la guía del Dr. Dante Elías. Nuevamente fueron finalistas, y también pudieron, desde la virtualidad, conocer a colegas de diferentes partes del mundo y constatar que compartían una currícula similar.
La Ingeniería Biomédica brinda conocimientos de diferentes especialidades y áreas. Y otra de las grandes pasiones de Victor siempre fueron las ciencias espaciales, el mundo planetario y las estrellas. Él es consciente, y se lo han dicho, de que quizá ese sueño es muy ilusorio en un país y continente con otras prioridades. Sin embargo, sabe que eso no es un impedimento para que pueda aportar y contribuir desde su campo.
A finales de 2019, Ticllacuri postuló al grupo internacional Bioastronautics and Space Mechatronics Research Group, dedicado a desarrollar tecnologías innovadoras para apoyar las divisiones de medicina humana espacial, medicina veterinaria espacial y física e ingeniería espacial para mejorar la calidad de vida y la exploración en la Tierra y el espacio. La espera fue un poco larga, pero finalmente fue aceptado como especialista en Ingeniería Biomédica.
Empezó trabajando en publicaciones netamente médicas, pero posteriormente pudo dedicarse también a la robótica blanda y preguntarse cómo esta podría ser aplicada en el espacio. Tras mucha investigación, acompañada de la formación adquirida en sus cursos, se dio cuenta que uno de los problemas fisiológicos del ser humano en el espacio es la atrofia muscular, así como el flujo sanguíneo, pues la circulación se concentra en el tórax.
De esta forma, con las problemáticas aterrizadas, empezó el proyecto “Diseño de un sistema robótico suave portátil para la estimulación de los músculos de la marcha durante la colonización lunar”, el cual presentó al Workshop SpaceCHI 2021 de la en la Conferencia Anual sobre Factores Humanos en Sistemas de Computación, organizado por instituciones prestigiosas como el MIT, el Politécnico de Milán y la propia NASA. El pasado mes de mayo confirmaron su participación y pudo exhibir su trabajo a científicos de todo el mundo, quienes le dieron retroalimentación y consejos para explotar todo el potencial de su trabajo.
Saber de innovación, matemáticas, medicina y tantos otros temas no termina siendo determinante si es que no se llegan a integrar todos esos conocimientos. Conversar con diferentes especialistas y científicos para complementar su formación no acaba siendo realmente útil si es que no se materializan todas estas ideas. Por ello, él —junto con otros dos colegas— han fundado “Bioinnovators”.
Victor sabe que de la investigación pueden trabajar y vivir, pero aspira a que todos puedan llegar a un siguiente nivel. En la Facultad, se trabajan muchos proyectos en fase inicial, con potencial de “start-up”. De esta forma, desde Bioinnovators tienen como misión difundir información sobre el desarrollo de tecnologías y negocios en el rubro de Bioingeniería juntando a estudiantes de diferentes universidades para abordar los problemas desde distintos ángulos, y crear una sinergia en la formación de equipos.
Desde este emprendimiento, esperan universalizar el conocimiento, dar a conocer las nuevas tendencias no solo desde sus áreas, sino también en la misma industria, informar desde la parte técnica y tecnológica de una forma más cercana. Victor espera que la Ingeniería Biomédica pueda estar al alcance de los jóvenes en la secundaria. Que las puertas que ha podido abrir den paso a nuevas oportunidades.
Victor quiere seguir mejorando los proyectos que ha comenzado y emprender nuevos. Espera realizar un posgrado en el exterior para estar mejor preparado en su búsqueda por ayudar al Perú y al mundo. “Nunca se conformen con nada. Persigan lo que les guste y les encanta. Háganlo con amor y pasión, así nunca se van a cansar de su trabajo. Todo lo que están haciendo va a impactar en la vida de las personas: en el bien de la humanidad y del planeta. Todo impacta”, señala con emoción y convicción uno de los pioneros de Ingeniería Biomédica PUCP-UPCH.
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