Conversamos con la Ing. Miluska Rosas Barturen, Ingeniera Civil, especialista en Hidráulica, y alumna de la Escuela de Posgrado de la PUCP, sobre los efectos del precario trabajo en cuantificación de la erosión en nuestro país. La ingeniera llevó a cabo una investigación sobre “Cuantificación de Erosión Hídrica de los Suelos del Perú”, como resultado de su maestría.
¿Cuál es el estado actual del Perú en relación a la problemática de la erosión?
Existe una preocupación por el tema de la erosión de parte de muchos profesionales, como sociólogos, economistas, políticos e ingenieros, sobre todo, en los temas de degradación de suelos, sin embargo, no hay una regulación o cuantificación de los índices de esta. Necesitamos trabajos como esos, para que en el caso que, evidentemente, haya una pérdida de suelo, obtengamos los índices exactos, los cuales nos llevarían a conocer la problemática y, así, plantear soluciones con las herramientas exactas. Lo que se tiene, actualmente, es poca data de hace muchísimos años, las últimas publicaciones son de los años 1996, 1997, aproximadamente, por lo que a los investigadores, interesados en estos temas, solo nos queda trabajar con la limitada información que tenemos.
¿Qué zonas, de nuestro país, serían las más afectadas por los efectos de la erosión?
En relación a las zonas más afectadas, podemos considerar la cordillera de los Andes, principalmente, los Andes sur, departamentos como Moquegua y Arequipa, aunque, también, podemos encontrar índices altos en el norte, en Piura, por ejemplo. Estas condiciones críticas se generan, más que nada, por cambio de uso de suelo y las actividades extractoras sin control alguno como la minería, extracción de petróleo y gas, cuando uno lleva a cabo este tipo de actividades sin ningún tipo de regulación, de control, cambia, drásticamente, la topografía, las condiciones naturales, y es ahí donde ocurre mayor erosión. Y aquí, en estos términos, ya entra un tema de responsabilidad, un poco de proceso constructivo, si uno va a alterar la topografía, tratar de poner ciertos canales para modificar el curso de las fuentes de agua, también, ciertas defensas de Calude, o una buena opción sería la de hacer un buen sistema de drenaje, para así, evitar las consecuencias de la erosión.
¿Por qué es tan importante que se cuantifiquen los índices de erosión en un contexto como el nuestro?
En primer lugar, nuestro contexto climático es muy complicado, tenemos, por un lado, el fenómeno de El Niño y, por el otro, las actividades extractoras que se llevan a cabo de manera irresponsable, como la minería ilegal y la deforestación, además de las intensas precipitaciones propias de nuestro país, de este modo, este conjunto de condiciones generan un incremento de la tasa de erosión. Esto significaría, para dar un caso específico, pérdida de suelo, lo que supondría, también, pérdida de productividad ya que somos un país principalmente agrícola y, finalmente, deviene en pérdidas económicas. Los costos que involucra la pérdida de suelos son altísimos, estamos hablando de 4 millones al año por una sola cuenca de interés en el país. Otro caso concreto son las plantas potabilizadoras, las cuales, si tienen muchos elementos como tierra, en los cuerpos de agua, los costos aumentan, lo mismo pasa en las actividades hidroeléctricas. Por ello, el primer paso es la cuantificación y, de esta manera, saber qué lugares tienen índices de pérdida críticos y, ahí, tomar medidas urgentes, luego, una vez con los resultados en mano, podrán hacerse cálculos de costo económicos.