Continuamos conversando con el Ing. Joel Fernández Espinoza, que, esta vez, nos presenta su propuesta de “restauración del tramo urbano del río Rímac mediante la aplicación de bioingeniería” y nos comenta sobre su participación en la última conferencia de la International Erosion Control Association (IECA).
¿Podrías darnos más detalles sobre la aplicación de la bioingeniería en tu propuesta, en especial, el rol que cumple el Vetiver?
La bioingeniería en el estudio implica la utilización de la especie vegetal Vetiver. Este espécimen fue desarrollado por el Banco Mundial en los años ochenta para el control de erosión y conservación de suelos y agua. Esta se caracteriza por presentar un sistema radicular profundo, masivo y denso; es capaz de perforar capas compactas de suelo y roca, además de soportar largos períodos de sequía. En cuanto a las características hidráulicas y mecánicas, el Vetiver posee alta resistencia a la tracción y al corte, así, es capaz de mejorar la resistencia del suelo hasta en un 40%, pues sus raíces funcionan como anclajes de refuerzo que incrementan sus parámetros geotécnicos como la cohesión y ángulo de fricción interno.
Específicamente, ¿cuál es tu propuesta de solución para la actual condición del río Rímac?
Se propone el establecimiento de una barrera de vegetación, con la especie vegetal Vetiver, a lo largo de los márgenes del río Rímac en el tramo urbano. Este comprende dos zonas marcadamente diferentes en el grado de atrincheramiento. A partir de una simulación hidráulica, se determinó que la barrera vegetativa induce una reducción significativa de la velocidad media de flujo en ambos márgenes del tramo analizado, asimismo, de acuerdo a un análisis de estabilidad estático y pseudo-estático, mediante el método Bishop, se determinó un incremento en el valor del factor de seguridad.
¿Qué resultados obtuviste al aplicar el Vetiver?
Se comprobaron las hipótesis asumidas, pues, al aumentar la rugosidad debido a la presencia de Vetiver, la velocidad debe disminuir a expensas de aumentar la profundidad de flujo. Por otra parte, las características mecánicas de Vetiver influyen en el aumento de la cohesión y, por ende, su resistencia al corte, además que funcionan como anclajes de reforzamiento del suelo, lo cual conlleva al aumento de su factor de seguridad.
Concretamente, ¿cuáles fueron los datos obtenidos?
De acuerdo al análisis realizado, se observa una disminución significativa de la velocidad media de flujo en ambos márgenes de tramo analizado. En promedio, 33.67% para el margen izquierdo y 33.03% para el margen derecho. Así, en base a los resultados del análisis de estabilidad estática y pseudo-estática, mediante el método Bishop, se evidencia un incremento significativo del factor de seguridad. En promedio, alrededor del 9%, para la zona de atrincheramiento poco profunda, y cerca del 42%, para la zona de atrincheramiento profunda.
Teniendo en cuenta los resultados favorables, ¿en qué medida se vería beneficiada la población?
Se reduciría el riesgo de erosión y, así, las potenciales fallas en voladizo. También, se incrementaría la capacidad portante del suelo, lo cual reduciría el riesgo de infraestructura social y vial que comprenden las riberas del río.
Ahora que has experimentado de cerca la problemática, ¿consideras que este ha sido un tema de investigación o interés en el Perú?
Este campo de la ingeniería no es muy difundido en el país y, en la mayoría de proyectos, como en el caso de “Vía parque Rímac – Río Verde”, no se tomó en cuenta la dinámica del río Rímac, que es fundamental para el planteamiento de soluciones sostenibles.
A manera de síntesis, ¿por qué es importante estimar los índices de erosión en un contexto como el de nuestro país?
Es importante debido a que, con ello, se pueden estimar las pérdidas económicas que se generan por la remoción de suelos fértiles y el transporte de sedimentos; lo cual conlleva a una preocupación social, pues esto afecta directamente a las poblaciones que trabajan con estos recursos. Además, al estar nuestro país marcadamente influenciado por el Fenómeno El Niño, en el cual se producen precipitaciones extremas, la estimación de escorrentía, que es la corriente de agua que circula sobre la superficie en una cuenca de drenaje producto de la precipitación, en este caso, permitirá desarrollar planes de mitigación para el control de inundaciones y erosión del suelo.
Finalmente, sabemos sobre tu participación en la última conferencia de la International Erosion Control Association (IECA), donde expusiste la presente propuesta, ¿podrías contarnos algunos detalles de la experiencia?
En la conferencia pude tomar contacto con el Capítulo Iberoamericano IECA, esta agrupación reúne a los principales promotores del control de erosión en la mayoría de países latinoamericanos. Estos temas son muy difundidos en sus países de origen y aquí, en el Perú, ya se está tomando mayor importancia de los mismos. Por otro lado, la mayoría de ponencias a las que asistí, eran de estudiantes y profesionales de Estados Unidos. Ellos están muy avanzados en temas de restauración de ríos, existe mucha investigación y metodologías que han sido aplicadas en varios lugares, lo que me llevó a confirmar que el camino que estoy siguiendo en el estudio de estos temas es importante y significativo para el desarrollo del Perú.