Porque una falla técnica no debería costar una vida, nuestros estudiantes Cristina Aldana, Hans Ortiz, Janella Aponte, Eisel Pinado y Adriana Abanto desarrollaron un modelo predictivo con IA que mejora la seguridad del paciente y reduce costos para el Estado.
Cristina, Hans y Janella conocen bien el sistema de salud peruano. No solo lo han estudiado en clase: lo han vivido. Esperar meses por una cita y recibir diagnósticos retrasados por falta de equipos es una realidad repetida.
Aunque existen hospitales y seguros, según la Encuesta Nacional de Hogares, 7 de cada 10 personas que necesitan atención médica no la reciben a tiempo. No por falta de cobertura, sino por fallas del sistema o equipos inoperativos. Así que mediante su formación universitaria, nuestros alumnos decidieron buscar soluciones.
“Queríamos que nuestro proyecto apunte a un problema real”, cuenta Cristina. Fue así como nació su propuesta: un modelo de mantenimiento predictivo con inteligencia artificial, capaz de anticipar cuándo un equipo médico podría dejar de funcionar. Una solución técnica, pero con un propósito muy claro: cuidar la vida del paciente.
Gracias a que nuestros docentes constantemente incentivan a los alumnos a participar en competencias, congresos, ponencias o concursos para seguir investigando aun cuando ya terminaron sus cursos, encontraron esta oportunidad para representar a la universidad frente a especialistas nacionales y extranjeros.
Así descubrieron el I Congreso Internacional “Salud e Inteligencia Artificial: Retos y Perspectivas”, organizado por el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) de EsSalud. Allí podrían llevar sus aprendizajes a un siguiente nivel: hacer networking y conocer investigaciones reales en todo el mundo.
Los cinco ya han trabajado juntos en el Laboratorio de Bioingeniería, un espacio que fomenta la colaboración interdisciplinaria, la experimentación y el acceso a recursos de alto nivel. Así que con la asesoría del Dr. Luis Vilcahuamán, docente de la universidad, emprendieron su propuesta.
Su investigación abordó un problema urgente: la deficiencia en los mantenimientos de equipos médicos. Con técnicas netamente correctivas o preventivas, nuestros alumnos apuntaron a un método que pueda predecir la falla antes de que ocurra.
Ellos propusieron un modelo de mantenimiento predictivo mediante inteligencia artificial. Para ello, trabajaron con datos abiertos del Hospital Nacional Arzobispo Loayza: más de 300 registros del área de diagnóstico por imágenes. Janella y Adriana filtraron la información; Hans y Eisel programaron el modelo usando machine learning; Cristina diseñó la arquitectura, validó indicadores y organizó prioridades. Todo esto se integró en una interfaz desarrollada en Streamlit.
“Nuestro objetivo era claro: evitar que un equipo falle justo cuando un paciente lo necesita”, explica Cristina. El modelo propone un plan optimizado que prioriza intervenciones, reduce gastos y mejora la seguridad del paciente.
El modelo fue presentado en el congreso como parte de una feria de pósters, junto a otras 15 propuestas nacionales. El equipo PUCP-UPCH fue elegido como el mejor póster, reconocimiento que validó no solo el contenido de su propuesta, sino el esfuerzo interdisciplinario y el enfoque social que la sustenta.
Durante el evento, también asistieron a ponencias de expertos nacionales e internacionales y establecieron contactos con investigadores de diversas áreas. “Vimos que en el Perú sí se está trabajando con IA, y eso nos motiva a seguir desarrollando soluciones desde la universidad”, destacó el grupo.
Para nuestros estudiantes, la carrera de Ingeniería Biomédica ha sido clave para integrar conocimientos técnicos con un propósito social. Además de la formación teórica, valoran profundamente el acceso a laboratorios, la posibilidad de involucrarse en proyectos reales y el acompañamiento de docentes.
“Aprovechen esta etapa donde tenemos recursos y tiempo para investigar. Después, en el mundo laboral, no siempre hay condiciones para desarrollar proyectos de esta magnitud”, recomienda Janella.
“Compartan sus ideas, incluso en etapas preliminares; el valor está en atreverse a construir en conjunto”, es el consejo de Cristina. Desde su propia experiencia, confiesa que la confianza y el respaldo de sus profesores hacia su trabajo la han impulsado a participar en distintos eventos.
El grupo también invita a sumarse a los diversos laboratorios de investigación disponibles en nuestra Facultad, así como explorar soluciones por iniciativa propia. Lo importante, recalcan, es salir de la zona de confort y confiar en la calidad educativa de la carrera.
Este reconocimiento de Ana Cristina, Hans, Janella, Eisel y Adriana refleja el talento, compromiso y visión transformadora de nuestra universidad. Su proyecto evidencia cómo la ingeniería, aplicada con vocación social, puede cambiar realidades a nivel nacional.