Con 74 años, ‘Tito’ Tirado, ingeniero civil PUCP, cumple hazaña de nadar el Estrecho de Gibraltar

05/08/2025

Aunque recién a los 63 años incursionó en la natación, nuestro egresado de Ingeniería Civil completó en julio uno de los recorridos a mar abierto más exigentes del mundo. Desafiando las corrientes del Mediterráneo, ‘Tito’ nos comparte la historia detrás de su periplo desde Europa hasta África.

Una vida impulsada por el deporte

Alfredo ‘Tito’ Tirado Chávez no recuerda su vida sin deporte. Jugando al fútbol, ha representado a su colegio y a nuestra universidad. También participó en ligas distritales por siete años y continuó a nivel recreativo hasta los 49 años, cuando las rodillas lo traicionaron. Buscó en las maratones una nueva pasión, pero no fue hasta alcanzar la tercera edad cuando descubriría su misión de vida.

Hoy, a sus 74 años, ese impulso vital lo llevó a completar uno de los desafíos más retadores para un nadador de aguas abiertas: cruzar el Estrecho de Gibraltar, desde Tarifa (España) hasta Punta Cires (Marruecos), con wetsuit, en 3 horas, 52 minutos y 21 segundos. Un hito que solo tres personas en el mundo han conseguido a su edad.

Aprender a nadar a los 63 años

La natación llegó como consecuencia de una lesión. A los 62, tras años de correr maratones —incluyendo la de Nueva York—, su cuerpo pedía un nuevo camino. Intentó nadar 50 metros en la piscina del Club Regatas, pero apenas llegó a los 35. Intimidado por el nivel de los atletas del club, se refugió en piletas discretas en Chosica para empezar desde cero.

“Yo no me ahogo, pero otra cosa es saber nadar”, reflexiona ‘Tito’. Durante años, entrenó con disciplina y humildad, hasta lograr dominar la técnica sin snorkel. A los 65, nadó desde la isla San Lorenzo hasta La Punta, su barrio natal, por 5.5 kilómetros. Confiesa que derramó unas lágrimas. Sabía que podía dar más.

Se fue a Piura para explorar nuevas aguas. Nadó desde Paita hasta Colán por 8 kilómetros, luego dos veces desde Chorrillos hasta La Punta (22 km) y La Punta hasta El Frontón, ida y vuelta, por 10 km. Experiencias emocionantes que lo prepararon y motivaron a cruzar las fronteras y prepararse para la hazaña de Gibraltar.

Disciplina, salud y una misión personal

El reto no era solo físico. Durante siete meses, se preparó con un plan alimenticio riguroso, descanso absoluto y entrenamientos diarios de fuerza y natación. Contrató como entrenadora a Nora Toledano, la primera latinoamericana en completar la proeza de nadar la ruta de los 7 Mares en cuatro continentes, para afinar cada detalle de su cuerpo y mente.

Más allá de la gesta deportiva, ‘Tito’ persigue una misión: “Dejar un legado, una enseñanza. Que todo es posible mientras haya salud”. Por eso, promueve el ejercicio no como un medio estético, sino como la fuente para una mayor calidad de vida. “El que tiene músculo, tiene vida”, afirma con convicción. Su historia es un llamado a comenzar, sea a los 20, a los 40 o a los 74.

Recuerdos de una vida universitaria activa

Aunque su paso por la PUCP queda hoy en el tiempo, ‘Tito’ guarda recuerdos nítidos de sus años como estudiante. Jugó fútbol en campeonatos internos e interuniversitarios, practicó ping-pong, y aprendió a equilibrar sus deberes académicos con su pasión por el deporte.

“Tenía que estudiar en los micros, con libros y cuadernos, todo en físico. Porque por más que me encantaba estar con la pelota, primero están las obligaciones”, rememora. Gracias a su formación universitaria, entendió que para cumplir los objetivos, se requiere disciplina.

En la PUCP, formó un grupo humano de amigos que, con el paso de las décadas, permanece unido. De hecho, gran parte del apoyo económico que recibió fue de sus excompañeros de la Facultad, a quienes llama con cariño “Los Cachimbos” y “La Banda”. La red que tejió en nuestras aulas sigue siendo parte de su travesía.

Aún hay mar por conquistar

‘Tito’ no piensa detenerse. Ya sueña con un nuevo cruce del Estrecho de Gibraltar a los 77 años, esta vez para romper el récord mundial como la persona de mayor edad en lograrlo. “Si estoy fuerte y entrenando bien, ¿por qué no?”, se pregunta con entusiasmo. Pero sabe que, para conseguirlo, tendrá que encontrar aliados —quizá empresas o instituciones— que lo acompañen en la ruta.

Mientras tanto, comparte un mensaje claro: “La vida es una maratón. Hay que llegar hasta el final. Pero poco a poco, despacio, y con salud”. Con el cuerpo entrenado y el espíritu en calma, ‘Tito’ sigue nadando, no solo en el agua, sino en la convicción de que nunca es tarde para descubrir y cumplir tus sueños.