Estudiante, jefe de práctica, investigador, pero —sobre todo— un mentor. Todos esos roles ha asumido Patrick Rodríguez Lao, ingeniero mecánico, en la PUCP. La influencia de nuestra casa de estudios, reconoce, ha sido clave para conseguir la beca Bicentenario de Pronabec, donde podrá cursar su maestría en la Universidad de Johns Hopkins.
“Ni sabía qué era la PUCP”, confiesa con total franqueza Patrick cuando le preguntamos si alguna vez imaginó que podría estudiar becado en una de las mejores universidades del mundo. Porque en el asentamiento humano de Carabayllo que lo vio crecer, la delincuencia y los vicios prevalecían sobre la formación profesional.
Pero fue gracias a su madre, quien trabajaba como maestra de primaria, que supo que él podía tener un futuro distinto. Postuló y ganó la Beca de Excelencia Académica Hijo de Docentes (BEAHD) del Estado, lo que le permitió financiar su carrera en la PUCP.
Patrick también había ingresado a importantes y competitivas universidades nacionales, pero sabía que donde tendría a disposición los mejores recursos, laboratorios, convenios y docentes sería en la PUCP.
Aunque dentro de la universidad convivió con realidades muy diferentes a las que lo acompañaron en su infancia, Patrick jamás se intimidó de sus orígenes; por el contrario, su deseo por aprender, innovar y universalizar el conocimiento aumentó.
Así que, durante su paso por la PUCP, Patrick no se dedicó únicamente a sus cursos: gracias a la motivación de sus docentes, se involucró en proyectos de innovación. Uno que recuerda con emoción es el ensayo de caracterizaciones de mascarillas durante la época de la pandemia, que trabajó con el Dr. Francisco Rumiche, decano de nuestra Facultad.
Estas experiencias le enseñaron que la ingeniería no puede limitarse a la teoría. Así que tenía claro que su posgrado también debía ofrecerle un componente práctico.
Tras haber sido admitido tanto a la Universidad de Johns Hopkins como a la Universidad de California de San Diego, Patrick se inclinó por la primera, porque el programa en Ciencia e Ingeniería de Materiales que cursará le exige, a la par con su maestría, aplicar su conocimiento en alguna asociación o empresa vinculada a la universidad.
Su objetivo es claro: especializarse en impresión en metal, una tecnología de manufactura avanzada prácticamente inexistente en el Perú, pero con gran potencial para industrias clave como la minería, la naval y la aeroespacial.
“La impresión en metal permite reemplazar piezas críticas en días, no en meses. En la minería, eso representa millones de dólares ahorrados”, explica. Para Patrick, traer este tipo de tecnologías al país no es solo una meta profesional, sino una forma de contribuir a nuevas investigaciones que transformen la realidad nacional.
Aunque dejará el país para iniciar su posgrado, Patrick no se despide de su alma máter. Al contrario, quiere que su experiencia sirva como puente. “Me gustaría, algún día, impulsar un convenio entre la PUCP y Johns Hopkins”, confiesa.
Durante su entrevista con las autoridades de la reconocida universidad estadounidense, Patrick les compartió su deseo de abrir más puertas a jóvenes destacados de la PUCP. Como jefe de práctica de varios cursos en Mecánica, Mecatrónica e Industrial, ha podido interactuar con las nuevas generaciones y formar un vínculo más allá de lo académico, tal como le sucedió con distintos docentes.
En la PUCP, cuenta, jamás se sintió solo. “Hubo docentes que me formaron como un hijo. Quino Valverde y Francisco Rumiche fueron figuras paternas para mí. Siempre me corrigieron con cariño y me empujaron a dar lo mejor”, recuerda con gratitud.
Por ello, también comparte algunas recomendaciones para quienes quieran postular a becas en el extranjero: titularse, realizar al menos dos diplomados relacionados con la carrera que deseen seguir en su posgrado y no tener miedo a apuntar a universidades de alto prestigio, ya que estas brindan mayor puntaje y tienen a la PUCP en consideración.
“Lo que levanta más el puntaje es el rendimiento académico. Valoran mucho eso, la excelencia académica”, agrega.
Aunque reconoce que mantener notas destacadas implica sacrificios como privarse de fiestas para pasar los fines de semana estudiando, Patrick asegura que estas decisiones son las que le han permitido conseguir mayores oportunidades. No solo para él, sino también para su familia.
En él y en sus estudiantes, ha sido testigo de las dificultades que los alumnos pueden atravesar durante su etapa universitaria, pero Patrick tiene un mensaje especial para aquellos que sientan que ya no pueden más.
“El lema de la universidad dice: ‘Y la luz brilla en las tinieblas’. Yo creo que es verdad. No importa cuán hundido uno se sienta, siempre hay esperanza”, culmina. Desde su propia experiencia, Patrick es un ejemplo de que el conocimiento al servicio de los demás puede ser la mejor forma de iluminar nuestro destino.