Ingenio para innovar, resolver y transformar realidades. Eso representa para Yhamil Munive Calcina, ingeniero mecatrónico PUCP, su profesión. Su espíritu emprendedor, aquel que le permitió construir un carro a control remoto cuando era solo un adolescente, junto con los conocimientos que adquirió en la universidad, lo convierten en un agente de cambio.
Convencido de que los ingenieros pueden transformar el país desde los prototipos, los proyectos y el trabajo interdisciplinario, hoy Yhamil se encuentra en la etapa final de restauración de un vehículo real, un GMC Jimmy, con el que busca estudiar y revolucionar la industria automotriz con modelos adaptadas a las necesidades del Perú.
Aunque la rigurosidad y exigencia académica de la PUCP inicialmente mantuvieron a Yhamil enfocado únicamente en sus notas, mientras avanzó en la carrera, entendió que ser un ingeniero de calidad no significa aprobar y destacar en los cursos, sino comprender la realidad en la que vivimos y diseñar una solución para transformarla.
Mediante las oportunidades extracurriculares que ofrece la universidad, Yhamil empezó a poner en práctica su deseo de ser un agente de cambio desde la ingeniería. Junto a estudiantes de Economía y Sociología, implementó un huerto comunitario para la olla común “Madres Guerreras” en San Juan de Lurigancho en una iniciativa impulsada por la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS) de la PUCP.
Esta experiencia no solo le permitió aplicar sus conocimientos técnicos, sino también conocer de cerca los desafíos sociales del país y trabajar mano a mano con comunidades y estudiantes de otras disciplinas.
“Muchas veces pensamos que no necesitamos de otras áreas, pero en la práctica, todo proyecto requiere de la colaboración entre distintas especialidades. No hubiéramos cumplido con todo el proyecto sin los conocimientos de cada carrera involucrada”, destaca.
Dentro de nuestra universidad, la interdisciplinariedad y los trabajos colaborativos son un sello que nos distingue. Y para Yhamil, estas cualidades son imprescindibles, especialmente, en la ingeniería. Así se lo han transmitido docentes como la Dr. Elizabeth Villota y el Dr. Francisco Rumiche, a quienes reconoce como mentores para buscar y perseguir nuevos emprendimientos y desafíos.
Es por ello que su proyecto de restauración del GMC Jimmy no es solo un ejercicio técnico: es una apuesta por repensar el futuro del transporte en nuestro país. Al restaurar esta camioneta —que encontró abandonada en un taller de Santa Anita—, Yhamil identificó ventajas estructurales de modelos antiguos frente a los actuales, especialmente en cuanto a resistencia y ergonomía, aspectos vitales en un país con pistas irregulares y condiciones climáticas adversas.
“Muchos de los vehículos modernos no están diseñados para nuestras calles. Son cómodos en teoría, pero frágiles y peligrosos en la práctica”, afirma. Su propuesta es ambiciosa: adaptar el diseño automotriz a la realidad peruana, desarrollando un modelo robusto, seguro y energéticamente más eficiente, incluso con posibilidad de funcionar con biodiésel.
Este trabajo, que ha implicado desarmar completamente el vehículo y rediseñar piezas con apoyo técnico especializado, busca generar conocimiento valioso para el sector automotriz nacional, además de contribuir a la seguridad de conductores y pasajeros.
La visión de Yhamil sobre el potencial práctico de la ingeniería se refleja también en su trabajo con el Ejército peruano.
Gracias a un prototipo desarrollado en la universidad, tuvo la oportunidad de presentar un vehículo terrestre no tripulado (UGV) que se diferencia de modelos internacionales gracias a que considera variables como la temperatura, el tipo de terreno y los costos de producción adaptados a la realidad nacional.
Allí, nuestro egresado ha logrado aplicar herramientas y metodologías ágiles para entregar un prototipo funcional, escalable y de producción nacional, tal como aprendió en las aulas de la universidad.
“En la PUCP aprendí a fallar rápido, prototipar con sentido, corregir y volver a intentar. Esa capacidad de idear con criterio es lo que nos diferencia”, resalta.
Para Yhamil, la mecatrónica no es una caja cerrada. Es un punto de partida para explorar distintas ciencias y colaborar con diferentes saberes. Así como ha llevado cursos de neurociencias y bioquímica, también ha reflexionado sobre la necesidad de acercar las ciencias y las humanidades, no solo dentro de la universidad, sino en el país.
“No estudiamos solo para conseguir un trabajo. Estudiamos para cambiar nuestra realidad”, afirma con convicción.
Yhamil encarna ese espíritu de aprendizaje constante y compromiso social que la PUCP promueve: formar profesionales capaces de identificar problemas, trabajar en equipo, adaptarse a nuevos desafíos y —sobre todo— crear con propósito.