Ingeniería e innovación al servicio de la salud: Sebastián Merino es admitido en Johns Hopkins

01/07/2025

Ingeniero electrónico PUCP e investigador del Laboratorio de Imágenes Médicas, Sebastián Merino ha sido admitido al programa de doctorando en la Universidad Johns Hopkins, donde podrá seguir aportando tecnologías que optimicen diagnósticos de salud.

Un deseo de ayudar mediante la ingeniería

Desde el colegio, Sebastián sentía un fuerte deseo por utilizar su talento para ayudar a las personas, por lo que pensó en estudiar Medicina. Sin embargo, con el tiempo descubrió que su perfil estaba más alineado a lo técnico: a la lógica de las matemáticas y la física, y decidió apostar por la Ingeniería Electrónica. Lo que no sabía entonces es que esa elección lo acercaría, de otra forma, a su sueño inicial.

“Elegí Electrónica por ese enfoque innovador que tiene, porque muchas tecnologías nuevas parten de ahí. Pero fue cuando empecé a llevar cursos introductorios en la PUCP cuando me di cuenta de que realmente me gustaba”, recuerda.

Ya en Estudios Generales Ciencias, Sebastián se unió al IEEE-EMBS, un grupo de estudiantes interesados en la aplicación de la ingeniería en medicina y biología. Allí nació una curiosidad más profunda por las tecnologías biomédicas, la cual lo llevó a descubrir un espacio donde podía unir su vocación por la salud con su perfil técnico.

El hallazgo que marcó su rumbo

Su encuentro con el Laboratorio de Imágenes Médicas fue un punto de quiebre. En el ciclo en que llevó el curso de Arquitectura de Computadoras con el profesor Stefano Romero —integrante del laboratorio— decidió escribirle para involucrarse. “Me había llamado la atención un panel que vi en el Pabellón V, donde estaban los logros y publicaciones del laboratorio. Fue la primera vez que me animé a escribirle a un profesor”, confiesa.

Aquel primer acercamiento se convirtió en su primera publicación académica, presentada en una conferencia virtual debido al contexto de pandemia. El estudio abordaba el uso de elastografía con ultrasonido, una técnica para medir propiedades físicas de los tejidos, como la elasticidad, mediante el análisis de señales: una habilidad directamente relacionada con su formación en electrónica.

“No parece tan conectado desde fuera, pero todo lo que tiene que ver con el procesamiento de señales se basa en conocimientos que llevamos durante la carrera. Fue gratificante ver que podía aplicar eso en el área médica”, afirma.

Investigación con propósito

Desde entonces, Sebastián ha continuado profundizando en el cruce entre electrónica y medicina. Una de sus investigaciones más destacadas está publicada en una revista de la IEEE y se enfoca en el ultrasonido cuantitativo. Este método permite estimar propiedades acústicas de los tejidos, como la atenuación, que pueden ayudar a identificar ciertas patologías, como el hígado graso.

Más allá del desarrollo técnico, lo que lo motiva es el impacto real que estas herramientas pueden tener. “Mi objetivo es que lo que hago no se quede solo en el laboratorio o en el paper, sino que pueda usarse eventualmente en la práctica clínica”, señala.

Este enfoque humano y aplicado fue clave para su admisión al programa de doctorando en la Universidad Johns Hopkins, donde se unirá al Laboratorio de Ultrasonido y Fotónica (PULSE). Aunque aún no tiene definido su proyecto exacto, ya sabe que se alineará a los retos de salud que tanto lo movilizan.

Perseverancia para llegar a la meta

El proceso de postulación no fue sencillo. Durante dos años, Sebastián se enfocó en mejorar su perfil académico: trabajó en más publicaciones, asistió a congresos y profundizó en su línea de investigación. También identificó laboratorios en universidades que coincidieran con sus intereses.

Sabía que el programa de la Universidad Johns Hopkins era extremadamente competitivo, pero lo desafiante del proceso no le impidió persistir en su meta. Así que la alegría de ser admitido no fue solo una satisfacción académica, sino —sobre todo— un sentimiento de realización personal y profesional.

Un consejo para quienes recién comienzan

Mirando hacia atrás, Sebastián reconoce que muchas oportunidades llegaron cuando se atrevió a tocar puertas, incluso con dudas o miedo. “Yo también tenía vergüenza de escribirle a un profesor solo porque sí. Pero me di cuenta de que no debía preocuparme tanto. Hay grupos increíbles en la universidad, y muchos docentes están dispuestos a recibir a estudiantes con interés”, aconseja.

Hoy, a punto de iniciar un nuevo capítulo en Johns Hopkins, Sebastián sigue movido por su propósito original: aportar a la salud desde la ciencia. “En investigación es difícil predecir qué tendrá impacto, pero incluso los avances pequeños se acumulan y construyen cosas grandes. Me gustaría ser parte de eso”.

Desde su vocación temprana por la medicina hasta su admisión en uno de los centros de investigación médica más importantes del mundo, Sebastián demuestra que la ingeniería también puede sanar y transformar vidas.