Anny Correa, Aldo Manturano, Rodrigo Llachua, Joaquín Díaz, Jaime Arista y Diana Cortez, estudiantes de noveno ciclo de Ingeniería Biomédica PUCP, crearon Burbojito, un campímetro portátil de bajo costo que permite evaluar el campo visual de los pacientes y facilitar el diagnóstico de enfermedades como el glaucoma.
Este proyecto busca cambiar la forma en que se detectan enfermedades visuales en el Perú rural. Nació como parte del curso Proyecto de Biodiseño 2, dictado por el profesor Fernando Zvietcovich, que trabaja en colaboración con el Instituto Nacional de Oftalmología (INO). “Al inicio del curso nos plantearon un problema general a todos los grupos, en este caso se enfocó en evaluar el avance del glaucoma”, comenta Anny.
El grupo partió con la clara convicción de diseñar un dispositivo viable que, sin sacrificar precisión, pueda ser accesible, transportable y fácil de usar. “Queríamos enfocarnos en un problema de salud pública que muchas veces pasa desapercibido, y que además está vinculado con el acceso desigual a servicios médicos en zonas rurales”, comenta Diana.
Para lograr sus objetivos, dividieron sus roles de la siguiente manera: “Hay personas que se han dedicado a la parte electrónica, Aldo Maturano y Jaime Arista. Otras a la mecánica, Anny Correa y yo, y otros a la programación, porque el proyecto viene con un software y una aplicación de telemedicina, Rodrigo Llachua y Joaquín Díaz”, comenta Diana.
“Burbojito hace lo mismo que un campímetro estándar, pero adaptado a las necesidades de personas que no pueden acudir a un hospital especializado”, explica Diana. Una de las claves de su diseño fue incorporar lentes con graduación intercambiable para que el paciente pueda ver sin necesidad de contar con sus propios lentes de corrección de medida.
El dispositivo utiliza también una luz infrarroja que permite registrar los movimientos oculares en condiciones óptimas. La prueba utiliza 52 luces blancas que se encienden una por una de manera aleatoria a las que la persona debe de reaccionar presionando un botón en su mano. La cabeza de la persona se coloca en la mentonera y se ubica el ojo en el centro del campímetro. Además, se cubre a la persona por completo, ya que Burbojito está hecho de tela black out”, detalla Aldo.
Tras la evaluación al paciente, Burbojito se conecta a una aplicación y página web para generar informes automáticos sobre el campo visual de la persona. “La principal característica del proyecto es la implementación de la telemedicina, porque, por ejemplo, un oftalmólogo que está en Lima puede revisar los registros que se hacen de una persona que está en Cusco o en alguna zona rural del Perú”, agrega Joaquín.
Según los estudiantes, el acompañamiento del profesor Fernando Zvietcovich y los asesores Cristian Bocanegra, Giannella López, Christiam Rojas, Alonso Cifuentes y Marcelo Jara fue clave para que se motivaran a explorar espacios externos para validar sus ideas. “Participamos en congresos en Lima, Paracas y Buenos Aires, donde recibimos buenos comentarios y sugerencias de parte de oftalmólogos. Nos dimos cuenta de que había interés real en nuestra propuesta”, señala Diana. El equipo también obtuvo una mención honrosa en un concurso internacional Global Health Technologies Design Competition promovido por la Universidad de Rice (Houston, EE. UU.), lo que reforzó su motivación para continuar desarrollando el proyecto.
Actualmente, trabajan en el tercer prototipo del dispositivo, que incluye mejoras ergonómicas, mayor precisión en la prueba visual y un sistema de almacenamiento de datos. Además, están evaluando el proceso de patente y las pruebas clínicas necesarias para validar el dispositivo en contextos reales. “Nuestro objetivo es que esto se convierta en un producto real que pueda aplicarse en postas médicas, campañas o centros de salud que no cuenten con oftalmólogos”, indica Diana.
Más allá del desarrollo técnico, Burbojito refleja un enfoque de ingeniería comprometido con las necesidades del país. “Queremos diseñar soluciones inovadoras que funcionen en la vida real, que ayuden a personas que normalmente no acceden a este tipo de exámenes”, concluye Diana.