El equipo Chaska, parte del grupo de Robótica PUCP, se coronó con el primer puesto en la competencia internacional Latin American Space Challenge (LASC) 2021 por la presentación de su CanSat orientado a ayudar a la selección de cultivos en la agricultura. En marzo, Calvin Trubiene, CEO de PION les entregó el trofeo por haber ganado en la categoría de Satellite CanSat Project.
El equipo Chaska estuvo conformado por: Gregory Chahuayla Damas (Ingeniería Mecatrónica), Marcelo Jara Falconi (Ingeniería Informática), Luis Lopez Mollo (Ingeniería Mecatrónica), Cristhian Mallqui Castro (Ingeniería Mecatrónica), Jans Solano Vega (Ingeniería Mecatrónica), Mayli Tafur Gutierrez (Ingeniería Mecatrónica) y Anthony Valladolid Ballón (Ingeniería Mecatrónica) y contó con la asesoría del Mag. Diego Martín Arce Cigüeñas.
Trabajos como los del equipo Chaska no solo son ambiciosos a nivel tecnológico, sino que, además, se pueden vincular con la situación actual del país.
Por ejemplo, el 3 de octubre del año pasado, el presidente de la nación, Pedo Castillo, lanzó la Segunda reforma agraria en el complejo arqueológico de Saqsaywaman. Esta reforma está orientada a revalorar y ayudar a pequeños productores y a la agricultura familiar.
Según el portal web del Gobierno y el último Censo Nacional Agropecuario (2012), “La Agricultura Familiar representa el 97% del total de las más de 2,2 millones de unidades agropecuarias y por su tipología, según el Plan Nacional de Agricultura Familiar 2019 – 2021 […], se distribuyen en 88% de agricultura familiar de subsistencia, 10% en agricultura familiar intermedia y sólo el 2% en agricultura familiar consolidada; los cuales presentan diversas limitaciones respecto a su superficie agraria, a su acceso a tecnología, a su participación en esquemas organizacionales, entre otros aspectos”, informan.
La Segunda Reforma Agraria consta de nueve ejes de acción que buscan dar apoyo a los grupos antes mencionados. El cuarto de estos ejes es el siguiente: “Implementación del Servicio Civil del Sector Agrario (Secigra) que movilizará a los egresados de carreras agrarias para brindar asistencia técnica y capacitación a comunidades campesinas y nativas, cooperativas y asociaciones de productores. Los mismos estudiantes podrán acceder al conocimiento ancestral de las comunidades en sus faenas agrarias”.
Es en este eje en particular, donde el picosatélite del grupo Chaska puede ser implementado y contribuir con el desarrollo de los pequeños agricultores y la agricultura familiar. Ya que, la ejecución del ChaskaSat en una zona determinada ofrecerá productos de una calidad natural superior y, para los pequeños agricultores, representará un aval de que el producto que cultivan en sus tierras es el ideal. Este punto puede ser tomado como un elemento diferenciador frente a la competencia y se puede traducir en un mejor precio de venta.
El LASC es un evento de dos días de competencia de ingeniería de satélites y cohetes experimentales. Es una de las competencias más grandes de América Latina. El principal objetivo de este concurso es motivar a personas de todo el mundo a desarrollar y lanzar un cohete pequeño como carga útil.
En la edición 2021, participaron cincuenta y un equipos de ocho países: veintiocho de Brasil, ocho de Perú, siete de México, dos de Argentina, dos de Colombia, dos de Turquía, uno de India y uno de Paraguay. El equipo Chaska fue el número 103 presentando su ChaskaSat-1 satellite que representó a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Durante el desarrollo del CanSat y la postulación al concurso surgieron múltiples dudas importantes por parte del equipo Chaska. Por ello, a través de distintos canales de comunicación con los organizadores, los representantes de la PUCP hacían llegar sus consultas para tener la seguridad de una participación más que correcta. Tal es así que muchas de las dudas del equipo sirvieron de guía para el resto de participantes del LASC. Ya que el interés por la participación del equipo Chaska fue apreciado por la organización, les ofrecieron un patrocinio que cubriría la totalidad de la inscripción a la competencia (500 reales). Este auspicio fue otorgado por PION Labs, empresa brasileña patrocinadora del LASC.
La propuesta del equipo representante de la PUCP es un satélite de reducidas dimensiones, conocido como picosatélite, con la capacidad de recoger datos en tiempo real, compararlos con una base de datos y, de esa manera, saber qué cultivo es el idóneo para ser sembrado en el terreno evaluado.
¿Cómo funciona? Cristhian Mallqui lo explica de la siguiente manera: El CanSat se eleva a cierta altura (ya sea con un dron, algún globo o algún dispositivo) para que, en su descenso, recoja algunos datos que deberían ser implementados en algún tipo de objetivo. En nuestro caso, fue enfocado a la agricultura. Anthony Valladolid añade que los datos requeridos son presión, temperatura, humedad, radiaciones UV y es a partir de ellos que se hacen las comparaciones con la data proporcionada por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) y el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi).
El cruce de variables entre la información obtenida en tiempo real y las bases de datos elaboradas con las fuentes ya mencionadas permite conocer qué cultivo es el ideal para la zona en la que se lazó el CanSat.
El satélite se elevaría a una altura de 400 metros aproximadamente y desde allí sería lanzado. Marcelo Jara explica que “esa es la altura óptima, ya que, revisando proyectos pasados, descubrimos que, si se alcanza una mayor, habría que considerar otros factores como altos niveles de radiación, bajas temperaturas, las cuales, al ser un sistema de introducción, no podría soportar el CanSat porque habría que ponerle capas de pintura aislantes y otro tipo de sistemas complejos
Una vez lanzado el satélite debe permanecer cierto tiempo en descenso y registrar todos los datos que se requieren para contrastarlos con la base de datos de cultivos. Cristhian explica que el CanSat se encuentra dentro de un contenedor el cual está colocado en la parte superior del dispositivo que lo eleve. Ni bien es lanzado desde el punto superior, empieza a desplazarse con paracaídas y, después de cierta altura, se despliega el contenedor y cae solo el satélite.
En este punto es donde entra en acción el sistema de autogiro. Este sistema, como lo menciona Cristhian, es similar al de las hélices de un ventilador. De esta manera, el descenso a tierra es más lento permitiéndole al picosatélite levantar la información necesaria.
El asesor del equipo Chaska es el Mag. Diego Martín Arce Cigüeñas. Él los acompañó durante el proceso de desarrollo del picosatélite. Cristhian Mallqui comenta que tenían asesorías semanales para evaluar su avance y orientarlos, desde su experiencia, en la mejora del equipo. La retroalimentación que su asesor les brindaba, los ayudó a hacer una correcta selección de materiales a utilizar para el CanSat. Además, se convirtió en el vínculo directo entre el equipo y la Facultad de Ciencias e Ingeniería.
Luis Lopez comenta que, si el equipo se presentaba al concurso como representantes oficiales de la universidad, recibirían puntos extra en su evaluación final. Con la ayuda del Mag. Arce completaron todos los trámites, obtuvieron la carta oficial de la PUCP y consiguieron la bonificación.
La solidaridad y la trasmisión de conocimiento es una característica intrínseca del Panda. Tal es así, que el equipo recibió ayuda de alumnos que cursan los últimos ciclos de su carrera.
Respecto a esta experiencia Valladolid comenta que “por el lado de los alumnos, teníamos una asesoría más de amigos, más cercana, más de compañeros. Entonces, sumando la orientación del Prof. Arce con la de nuestros compañeros, logramos un buen trabajo. Nos aconsejaban también cómo seguir formándonos profesionalmente para tener un mejor desempeño en nuestras carreras”, culmina.
Finalmente, algunos miembros del equipo Chaska brindaron palabras para sus compañeros de Facultad. Cristhian Mallqui anima a sus compañeros a no quedarse con el conocimiento recibido en las aulas, sino ser un poco más autodidactas. Asimismo, alienta a pertenecer a algún grupo de la universidad, pues hay muchos con diferentes ramas de interés. Allí se puede conocer a gente con los mismos intereses y, quién sabe, lograr sacar adelante un proyecto grande.
Mayli Tafur sugiere a sus compañeros: “No tengan miedo a postular o aplicar a un grupo dentro de la universidad que les interese. Ya sea porque quieran aprender, quieran seguir desarrollando lo que hacen de manera independiente o aprender cosas nuevas. Puede que al inicio estén solos, pero quizás esa dinámica de grupo los ayude a pasar mejor los estudios generales. Personalmente, yo entré de cachimba, entonces, uno ya no encuentra sólo teoría, sino, también, un lugar donde aplicar lo aprendido y de esta manera no pierdes el interés en la carrera”.
Anthony Valladolid, por su parte, comenta: “Mi recomendación también iría por buscar espacios donde puedas llevar la teoría a la práctica porque, al fin y al cabo, nosotros, como futuros ingenieros que buscan construir el desarrollo del país, todo lo que sabemos no es nada sí no lo llevamos a la realidad, si no lo llevamos a la aplicación en concreto. Por eso, es bastante importante encontrar estos espacios en la universidad. Hay muchas agrupaciones donde puedes ser más que sólo un alumno convencional”, culmina.
Finalmente, Marcelo Jara recordó que Calvin Trubiene le comentó que si alguien quiere buscar a una persona que pueda cambiar la situación de su país solo necesita mirar a un espejo. Culmina su mensaje incentivando a sus compañeros a formar parte de las agrupaciones disponibles en la universidad y que el agente de cambio es uno mismo.
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