Este año se cumplen 25 años de la creación de la especialidad de Ingeniería Informática. Ha sido un cuarto de siglo lleno de cambio y evolución, sobre todo si tenemos en cuenta hechos como que la World Wide Web recién apareció en 1991.
El Ingeniero Jorge Solís, docente de la Sección de Ingeniería Informática y Asesor del Rectorado, repasa lo que fue el nacimiento y consolidación de esta especialidad y medita sobre los desafíos que se deben enfrentar al moverse en un terreno de permanente y acelerado cambio: las ciencias de la computación.
El Ing. Solis explica que antes de formarse la especialidad de Ingeniería Informática, el manejo de las computadoras era asumido por profesionales que no necesariamente tenían una formación especializada. Los tiempos, sin embargo, fueron cambiando y la computación se volvió una necesidad cada vez más imperiosa, que abarcaba nuevos espacios. La PUCP, consciente de esto, decidió crear en 1990 la especialidad de Ingeniería Informática: “En ese tiempo la ley exigía contar con un cuerpo de docentes con grados de magíster o doctor para formar una carrera, y como en Ingeniería no había magísteres o doctores que estén en el área de computación, encargó a un grupo de matemáticos, liderados por Maynard Kong, que asuman dicha tarea”, reseña el Ing. Solis. La primera promoción en graduarse tuvo cinco egresados.
Dos años después se hizo notoria la necesidad de repensar la especialidad. La carrera estaba demasiado orientada hacia las matemáticas: “Los alumnos estudiaban algoritmos y sistemas, cuestiones complejas que si bien servían para desarrollar softwares de base, en ese momento no eran de mucha utilidad en el Perú”, explica el Ing. Solis. Se nombró una comisión para reenfocar la carrera y reevaluar el plan de estudios, la cual estuvo presidida por el Ingeniero Luis Ríos. Debían preguntarse qué tipo de profesional querían formar: “Lo que necesitábamos era un profesional que resolviera los problemas empresariales. Empresa no es solo la que hace negocios; es también el estado, la iglesia, la universidad, pues tienen que manejar sus recursos a partir de la toma de decisiones. La informática debía ayudar a eso”, comenta.
La comisión también entendió que el veloz avance tecnológico hacía necesario modernizar los equipos de computación: “El desarrollo en computación es muy variable, y en el año 90 ya estaba naciendo la micro-computación”, aclara el ingeniero. Se creó un laboratorio variado en el que coexistían los equipos que seguían vigentes con los que resultaban innovadores. Todo ello convergió, finalmente, hacia los laboratorios de PC.
Muchas cosas han cambiado desde entonces. La tecnología ha evolucionado a un ritmo abrumador y las ciencias están cada vez más entrelazadas entre sí. Para el Ing. Solis, el principal reto que debe enfrentar la especialidad ahora es volver a definir el enfoque a asumir: “Las tecnologías cambian cada vez más rápido y siempre existe el riesgo de quedar desfasados frente a las nuevas exigencias del mercado. Creo que ya es hora de volver a repensar la orientación de la especialidad. Pienso que la especialidad debe situarse en un nivel alto que tenga más panorama sobre lo que es el manejo empresarial y el manejo de la función informática”, opina.
El Ing. Solis resalta la importancia de buscar el equilibrio entre la teoría y la práctica en la formación de los alumnos de la especialidad: “El método y la teoría te sirven para hacer más ordenadamente y mejor las cosas que ya sabes, pero no resuelven el problema si no sabes identificarlo”, medita. En ese sentido, considera que cursos como “Modelos de Simulación Empresarial” resultan muy enriquecedores: “El curso ofrece a los alumnos un repaso de los conceptos empresariales más importantes en el manejo de la empresa, con la justificación de que son una herramienta necesaria, que permite a las empresas proyectarse al futuro considerando las decisiones que se tomen ahora”, concluye.